“Puedes engañar a todo el mundo un tiempo, puedes engañar a algunos todo el tiempo, lo que no puedes hacer, es engañar a todo el mundo todo el tiempo” sentencia anónima.
Por: Ricardo Espinosa de los Monteros Zazueta.
Este artículo también se pudo haber titulado: el extraño caso del envilecimiento de un buen hombre; ya que, en honor a la verdad, el rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa está descendiendo en un vertiginoso tobogán de descrédito. A la par que realiza una campaña nacional de victimización, la prensa sinaloense exhibe con datos duros su tremenda hipocresía.
Ante la contundencia de los datos que un periodista le soltó frente a frente, Madueña recurrió a la penosa estrategia de sentirse ofendido y solicitarle al periodista un poco de respeto. Las cifras dadas a conocer por la mayoría de los medios de comunicación en Sinaloa no sólo son contundentes, son concluyentes: el Partido Sinaloense del que Madueña es miembro activo y fundador domina mayoritariamente (70 %) la principal estructura de poder de la UAS: el Consejo Universitario y desde ahí las estructuras subsecuentes, Direcciones de Facultades, Vicerrectorías y los Consejos Técnicos de todas las unidades académicas. Datos inéditos para la opinión pública y la publicada también.
Con esa palmaria evidencia de control político por parte de su partido, es imposible tratar de tapar con un dedo propagandístico, lo que es evidente, notorio y del conocimiento público generalizado. Y si bien, no tendría nada de anómalo, la existencia de un partido político con base universitaria, como tampoco lo hay en uno de trabajadores, o de consumidores, lo lamentable del asunto es que habiéndose acreditado el control de la UAS por personeros del Partido Sinaloense, el rector Madueña, está empeñado en seguir mintiéndole a la sociedad, enredado los hechos con las opiniones y hay un dato concluyente: la autonomía universitaria se violenta con el predominio del PAS en las estructuras de poder, por que limita la autodeterminación de los estudiantes, profesores y trabajadores administrativos para darse sus propias autoridades y contra esa pertinaz evidencia no hay campaña mediática que valga por más sucia que esta sea.
¿Elecciones o lecciones? ¿Academia o política?.
Madueña, se ha apropiado de un mono argumento negativo, que es una falsa disyuntiva: que la universidad no debe de regresar al pasado en donde la elección del rector y demás autoridades se realizaba a través del voto unitario de la comunidad universitaria, porque eso atenta -según su dicho- contra las actividades sustantivas de la universidad y su calidad académica.
El argumento es falaz por que la nueva reforma universitaria, contiene mecanismos para evitar una democracia cooptada y dirigida por cualquier grupo de interés político, porque se prohíben las campañas electorales de antaño que envilecían el proceso.
Hoy más que nunca Sinaloa necesita de una juventud participativa que salga de su marasmo, conformismo e inmovilismo político y social. Una de las tragedias políticas que se enseñorea en nuestro ambiente político es la bajísima participación política de los jóvenes en las elecciones tanto federales como locales. La baja participación política es uno de nuestros déficits públicos más acuciantes. El grupo etario de menos participación político/electoral es el de 18 a 24 años.
Las elecciones transparentes en nuestras universidades públicas puede ser un laboratorio político que incida en una mayor participación política en los procesos para elecciones por puestos de representación popular, que acredite al ejercicio de la política con mayores niveles de legitimidad, porque no es posible seguir viendo mayorías políticas abrumadoras con el 25 por ciento de votos efectivos en las urnas.
La UAS tiene 170 mil estudiantes, que con independencia de los beneficios propios que entraña el ejercicio para elegir de forma democrática y transparente a sus autoridades universitaria, incentivará a esos mismos jóvenes a involucrarse de forma más activa en la vida pública del país, de sus estados y comunidades. A mí me parece una oportunidad de oro, para la formación cívico/político de las nuevas generaciones de mexicanas y mexicanos, que han dado muestras de un negativo desinterés por los asuntos del bien común.
Como remate de mis argumentos: ¿por qué si los y las jóvenes sinaloenses, pueden votar libremente a sus autoridades políticas al exterior del campus de UAS, por qué tienen la limitación de hacerlo con sus propias autoridades? ¿esa galantería constitucional llamada autonomía universitaria es un coto vedado para que los y las jóvenes sinaloenses puedan expresar libremente su voluntad autonómica libre de polvo y paja de injerencia política y sin más limitación que su propia conciencia? ¿es lo anterior constitucional y aceptable en una democracia liberal en donde la autonomía individual prima o debería primar, por sobre el colectivismo o sobre cualquier forma de democracia dirigida como la que actualmente presenciamos en la UAS?
Enviado desde mi iPad